lunes, 20 de octubre de 2014
sábado, 11 de octubre de 2014
La reciente concesión del Premio Nobel de Literatura de 2014 a Patrick Modiano coincide con la lectura por mi parte de una de sus primeras novelas, en concreto la titulada Villa triste, que desde hacía un par de años guardaba en el anaquel de los libros sin leer. El interés por la citada obra coincidió con el hecho de que Gallimard anunciase semanas atrás la publicación de Pour que tu ne te perdes pas dans le quartier, de Modiano, pero este título queda para otra ocasión.
Villa triste es la cuarta novela del autor parisino, editada en 1975, que recibió el premio de los libreros al año siguiente. La narración se desarrolla en una zona fronteriza entre Francia y Suiza, en una especie de pequeña villa termal, a comienzos de los años sesenta del siglo pasado, en un tiempo conflictivo motivado por la guerra de independencia de Argelia, acontecimiento que aparece como señal cronológica de un tiempo pasado mitificado por el protagonista, un joven de 18 años denominado Victor Chmara, una especie de fugitivo del cual se ofrecen pocos datos. Los únicos son los que se refieren a su romance con la también joven aprendiz de actriz de cine Yvonne, quien aparece compañía de un perro y un maduro médico homosexual, René Meinthe.
En ese aparente paraíso que semeja el entorno veraniego de la ciudad fronteriza, sirve para que el autor nos muestre un elenco de personajes extraños y espacios en decadencia que parecen estar pasando sus últimos momentos. Años después, el amor, las anécdotas, las situaciones extrañas, entre otros asuntos que maneja a la perfección Modiano, son recordados por Chmara, pero ya desde otro punto de vista, pues mucho de lo idealizado queda en frustración como la que le produce al protagonista cuando contempla años después el abandono de la ciudad donde se enamoró de Yvonne, a la que nunca encontrará pues como bien dice un refrán castellano, y aplicable a Victor, agua pasada no mueve molinos.
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