martes, 22 de diciembre de 2015

Agosto
Rubem Fonseca
Publicaçoes Dom Quixote
Lisboa, 1991



En la madrugada del 1 de agosto de 1954, un empresario es brutalmente asesinado en su lujoso apartamento de Río de Janeiro. A pocos kilómetros de allí, el teniente Gregorio Fortunato, jefe de la guardia personal del presidente Getulio Vargas, comienza diseñar otro crimen: el atentado contra el periodista Carlos Lacerda, que terminaría, 23 días después, en la mayor tragedia política del Brasil. Depresivo e incorruptible, atormentado por una úlcera gástrica y por dos amantes, el policía sale obsesivamente detrás de una pista: la mano negra que armó a los pistoleros del atentado en la calle Tonelero puede ser la misma que mató al millonario.

Agosto teje con brillo singular la fusión entre ficción e historia real. Juntos, bicheiros, maes-de santo, brigadeiros, golpistas, pistoleros de alquiler y políticos corruptos magnetizan de tal manera al lector que a veces resulta difícil saber dónde termina la historia del Brasil y dónde comienza la novela. Fernando Morais.

Rubem Fonseca se adentra en el periodo de tiempo entre 1950 y 1954, un espacio convulso del que ofrece una visión objetiva que junto con un lenguaje sencillo facilita una mejor compresión de una etapa pasada del siglo pasado en la historia brasileña. La mezcla de historia y ficción como es el caso de Agosto, constituye una de las señas de identidad de algunas de las obras literarias de Fonseca.

El autor
Rubem Fonseca nació el 11 de mayo de 1925 en la localidad de Juiz de Fora en el estado brasileño de Minas Gerais. Graduado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad de Brasil (en la actualidad Federal de Río de Janeiro), ciudad esta última en la que se radicó con su familia desde la niñez, y donde desarrolló el cargo de comisario desde 1952 a 1958 en el distrito policial de São Cristóvão, de la ciudad carioca. Su capacidad en el aprendizaje de nuevas técnicas relacionadas con su profesión le permitió ampliar estudios en universidades estadounidenses.

Fonseca comenzó a destacar en el ámbito literario tras su salida de la policía, de donde sacó abundante material para su amplia obra narrativa que se inició con un libro de cuentos bajo el título Los prisioneros (1963).

La narrativa de Fonseca, quien además es un reconocido guionista y también crítico de cine, se caracteriza por un alto contenido de violencia y una fuerte tensión sexual de los que participan sus personajes, entre los que destacan aquellos que viven al margen de una sociedad corrupta. El escritor brasileño tiene en su haber varios galardones literarios y cinematográficos, entre el que destaca el Premio Machado de Assis (2015) concedido por la Academia Brasileña de Letras al conjunto de su obra.

Otras obras
El collar del perro (1965) (8 cuentos)
Lucía McCartney (1967) (19 cuentos)
El caso Morel (1973)
Feliz Año Nuevo (1975) (15 cuentos)
El cobrador (1979) (10 cuentos)
El gran arte (1983)
Pasado negro (1986). Título original: Buffo & Spallanzani 
Vastas emociones y pensamientos imperfectos (1988)
Agosto (1990)
Novela negra y otras historias (1992) (7 cuentos)
El salvaje de la ópera (1994)
El agujero en la pared (1995)
Historias de amor (1997)
Del fondo del mundo prostituto sólo amores guardé para mi puro (1997)
Los mejores relatos (1998)
La cofradía de los Espadas (1998)
El enfermo Molière (2000)                                                                    
Secreciones, excreciones y desatinos (2001)
Pequeñas criaturas (2002)
Diario de un libertino (2003)
Mandrake, la Biblia y el bastón (2005)
Ella y otras mujeres (2006)
La novela murió (2008)
El seminarista (2010)
Axilas y otras historias indecorosas (2011)
Amalgama (2013)
Histórias Curtas (2015)


viernes, 6 de noviembre de 2015



Los caprichos de la suerte, Pío Baroja
 

La trilogía Las saturnales, de Pío Baroja (1872 - 1956), por fin se cierra 65 años después de que el escritor la terminase el mencionado ciclo con la novela titulada Los caprichos de la suerte que ayer salió por fin publicada en la editorial Espasa del grupo Planeta. El manuscrito se encontraba custodiado por familia en la casa del escritor en Itzea (Navarra), debido que en un primer contacto con la censura de los años 50 no pudo salir a la luz, entre otros motivos porque abordaba de forma directa la guerra civil de 1936 - 1939. Hay que señalar que Baroja salió de España con motivo de la guerra para instalarse en París; pero ante el avance nazi por Europa, el escritor regresa en 1940 a España para radicarse en Madrid, estancia que compartirá con visitas a la casa familiar de Vera de Bidasoa.

La obra tiene que ver con el personaje Juan Elorrio, quien aparece en Miserias de la guerra, aunque tiene un especial protagonismo Gloria, una mujer que en medio de las tensiones de la guerra fraticida y anuncio de una nueva guerra mundial no se limita al papel asignado por la sociedad a las féminas.

 El sobrino nieto del autor, Pío Caro-Baroja, reconocía en una entrevista concedida al diario La Voz de Galicia: "Esta novela tiene mucho de compendio de sus ideas, de manera telegráfica da chispazos de cuáles fueron las inquietudes que tuvo su vida. Habla de la humanidad, de las relaciones personales entre hombres y mujeres en esas circunstancias complicadas antes de la entrada de los alemanes; habla de todas esas pulsiones que surgen en un momento de conflicto, esos egoísmos, ese sálvase quien pueda... Habla, en definitiva, del ser humano como siempre lo ha hecho: con un escepticismo antropológico, un poco desde fuera, con cierta misantropía... Tambien habla de política, de su impresión de mediocridad sobre la República española, y hace una crítica furibunda de Hitler y el régimen nazi. Baroja era muy aliadófilo".



Adelantos de la novela:

Abel Escalante iba pasando de una tienda a otra para realizar de la mejor manera posible la venta que le habían encargado.
Elorrio se quedó fuera y se dedicó a mirar los escaparates. De pronto se encontró al lado de Gloria, de Evans y de un señor viejo del hotel Palais Royal.
—¿Le espera usted a Abel? —le preguntó Evans.
—Sí. Ha entrado aquí, en esa tienda, a vender algo.
—Sí, son joyas de una señora que está en el hotel —advirtió
Gloria.
—Le esperaremos un rato —dijo Evans paseando.
—Muy bien.
Se alejaron un poco de la tienda y volvieron.
—Aquí, en una de estas casas, vive Colette Willy —dijo Gloria—.
 ¿Le gusta a usted? —preguntó al inglés.
—¿Ha leído usted La vagabunda?
—Sí. No hace mucho que la he leído. Yo creo que quizá sea, en la actualidad, el mejor escritor de Francia.
—Es muy posible.
Después Evans y Elorrio hablaron de los autores ingleses y de norteamericanos, mientras Abel Escalante trabajaba sin duda su venta, agotando todos los recursos para obtener el mejor resultado.
—¿Qué opinión tienen ustedes de los alemanes? —preguntó
Evans a Elorrio.
—Poco. No he estado en Alemania.
—Yo de joven —indicó el señor viejo del hotel— cogí la época en que los españoles elogiaban todo lo alemán: la ciencia, la música y la filosofía. Yo no sentía ninguna hostilidad por los alemanes. La guerra del año 14 me parecía una de tantas para alcanzar la hegemonía de Europa. He estado varias veces en Alemania, he conocido varios alemanes en España; era gente amable y simpática, que se
avenía a razones y no manifestaba sentimientos distintos a los demás. Recuerdo un grupo de cinco o seis que encontramos hace años en el monasterio del Paular. Eran todos jóvenes y casi todos electricistas, la mayoría bávaros y gentes del sur. Se manifestaban aficionados a la lectura.
Unos leían a Carlyle, otros, a Dickens y otros, Don Quijote. El único petulante y soberbio era uno pequeño, rubio y chato. Este era prusiano. 
¿Así que es usted prusiano?, se le preguntaba. Sí, gracias a Dios, contestaba él con seriedad. Yo había ido al campo con un suizo, amigo mío, muy culto. Los jóvenes alemanes hablaban con él, le llamaban señor doctor y le tenían muchas consideraciones. Entonces se discutía a Nietzsche, y el hablar de Nietzsche producía en los jóvenes alemanes una sonrisa, como si se tratara de algo demasiado debatido que no había que tomar en consideración. Un día se propuso que los que estábamos en el Paular fuéramos al pico de Peñalara, que se eleva dos mil trescientos o dos mil cuatrocientos metros sobre el nivel del mar, para ver desde allí salir el sol. Fueron con nosotros tres o cuatro muchachas. Los alemanes estuvieron muy atentos, desembarazaron a las muchachas, en la subida al monte, de los abrigos que les sofocaban, y a nosotros mismos, como más viejos, nos quitaron los gabanes para llevarlos ellos. Luego, en lo alto del monte, arreglaron una tienda de campaña, encendieron fuego, se mostraron amabilísimos y todo el mundo hizo grandes elogios de ellos. Años después, al finalizar la guerra del 14, estuve algunas semanas en Alemania y me chocó la sequedad y dureza de la gente, y la poca dignidad de los empleados de hoteles, oficinas y ferrocarriles, que pedían propinas de una manera cínica. Después no he vuelto a conocer alemanes.
He visto por los periódicos la evolución de Alemania bajo el mando de Hitler y sus campañas de destrucción, de incendio, de asesinato y de robo en Austria, Checoslovaquia y Polonia.
—¿Así que la opinión que tuvo usted de los alemanes individualmente, no coincide con la que tuvo después de ellos en conjunto? —preguntó Elorrio.
—Es verdad, no coincide.
—Así que no tiene usted una opinión clara sobre ellos.
—¿Yo qué opinión voy a tener? Pienso que, sea porque Alemania es así, de una manera congénita, o porque ha evolucionado de un modo patológico hacia una especie de locura, hoy es un pueblo monstruoso, y que todos los países de Europa deberían reunirse para dominarlo, sujetarlo y ponerle una camisa de fuerza.

...

“La mayoría de las gentes de los pueblos, según estos militares mercenarios, no tenían ideas políticas, sino agravios personales que vengar, y algunos se contagiaban con este impulso satánico y sanguinario”.



martes, 27 de octubre de 2015

Por amor a Imabelle

Ser policía negro en Harlem está mal visto, y es difícil conservar a la vez la placa y la piel si uno va de ursulino y lleva un lirio en la mano, en lugar de empuñar una pistola larga y reluciente. Y aunque la pistola de Ataúd Ed Johnson pueda cargarse  a una piedra y la de Sepulturero Jones enterrarla, sólo son dos policías negros. Todo lo que pueden hacer es actuar duramente para imponer su muy heterodoxo sentido de la ley en ese universo de negros marginados; es decir, de seres doblemente machacados.

Publicada en 1971, aunque el argumento está en el año 1965, Por amor a Imabelle es una novela en el más puro estilo del escritor estadounidense Chester Himes (Jefferson City, Misouri, 1909 - Moraira, Alicante, España, 1984), uno de los mejores autores negros del siglo pasado. La obra tiene como escenario un Harlem totalmente deshumanizado en el sentido que en ese espacio neoyorquino la violencia, la muerte, el juego, la estafa, los narcóticos y la protititución forman parte el paisaje y de las vidas de un paisanaje degradado en el que luchan por solucionar graves problemas los dos detectives protagonistas quienes van al grano de una forma escasamente ortodoxa con la ley, porque dichos personajes no están tocados por el estereotipo del típico héroe de las novelas policíacas. En el caso de Por amor a Imabelle, se agrade que Himes dé rienda suelta a esa mágica mezcolanza de humor y violencia tan abundante en su obra. No es extraño pues que algunas de sus novelas sirvan para adaptarlas al cine con mayor o menor fortuna, porque aparte de las connotaciones antes mencionadas, hay que resaltar el fuerte contenido sociopolítico que desprenden estas aventuras de dos detectives en el miserable Harlem de la denominada década prodigiosa del siglo pasado.

Chester Himes había ingresado en 1926 en la Universidad de Ohio, algo infrecuente en los Estados Unidos previos a la crisis económica que sacudió todo el mundo, lo cual no le impidió que dejase el centro y formase parte de los parias de aquella época. Padeció la marginación en sus propias carnes en una sociedad tambaleante que le condenó a 20 años de prisión por participar en un atraco a mano armada, pena de la que cumplío siete años en la cárcel, no sin graves problemas como el sangiento motín que se saldó con cientos de muertos en la cárcel tras un incendio en el penal donde estaba recluido.  Pero el encierro también sirvió a Himes para comenzar a escribir, hecho que tuvo su lado positivo al facilitar un escritor de Estados Unidos que prefirió Europa para vivir y continuar con su notable obra literaria en la que nunca pierde de vista el sufrimiento, entreverado de humor, en el mundo que le tocó para vivir.




Monumento dedicado a Chester Himes en Moraira (Alicante)

martes, 13 de octubre de 2015


Clásicos de ahora y de siempre

Nuevas, novísimas, viejas y viejísimas editoriales disponen en su catálogo obras que llevan implícito el marchamo de clásicos, pero esta denominación no quiere decir que los mentados sean todos desde el siglo de Oro hacia atrás, por poner un ejemplo. En ese sentido hay que destacar que las ediciones de autores intemporales, desde los greco latinos a los escritores del pasado siglo, no están destinadas

en exclusiva, por suerte, a servir de materia en exclusiva para el desguace por parte de quienes estudian literatura, pues lo dicho anteriormente, esa Galaxia Gutemberg da cabida a un buen número de editoriales que apuestan por lo pasado y de paso sus promotores, sin perder de vista lo actual, que conviven en la mayoría de las empresas grandes o pequeñas dedicadas al libro, siguen revolviéndose como una gato panza arriba ante los embates agoreros de quienes apuestan por otros soportes. Pero esa es otra historia. Y ahí van unos pocos libros de autores que merecen ser releídos o descubiertos.




Noches Blancas
Fiódor Dostoievski
Nórdica

San Petersburgo, su luz, sus casas y sus avenidas son el escenario de esta apasionada novela. En una de esas «noches blancas» que se dan en la ciudad rusa durante la época del solsticio de verano, un joven solitario e introvertido narra cómo conoce de forma accidental a una muchacha a la orilla del canal. Tras el primer encuentro, la pareja de desconocidos se citará las tres noches siguientes, noches en las que ella, de nombre Nástenka, relatará su triste historia y en las que harán acto de presencia, de forma sutil y envolvente, las grandes pasiones que mueven al ser humano: el amor, la ilusión, la esperanza, el desamor, el desengaño.

 ©  http://www.nordicalibros.com/ficha.php?id=329


Las gafas de oro
Giorgio Bassani
Acantilado

Este segundo volumen de La novela de Ferrara tal vez constituya el relato más depurado de Bassani. Elegante y elegíaca, Las gafas de oro narra la historia de Fadigati, un médico reputado que se instala felizmente en Ferrara hasta que el rechazo unánime de su homosexualidad lo condena al ostracismo en el mismo momento en que empieza la persecución de los judíos en Europa. La maestría estilística de Bassani transforma una sutil analogía en una metáfora de la deriva de la Italia fascista de los años treinta y de la inexorable barbarie humana.

 ©  http://www.acantilado.es/cont/catalogo/catalogo_sola_es.php?idField=737&table=catalogo


Los políglotas
William Gerhardie
Impedimenta

Los políglotas, considerada una de las obras maestras subterráneas de la literatura inglesa y, para William Boyd, la novela más influyente del siglo XX en ese idioma, narra la historia de una excéntrica familia belga afincada en el Lejano Oriente durante los turbulentos años que siguieron a la Gran Guerra. Exiliados, empobrecidos tras el estallido de la Revolución Rusa, reciben la visita de un engreído primo inglés, el capitán Georges Hamlet Alexander Diabologh, que aparece en sus vidas durante una misión militar y se convierte en testigo de sus infortunios. La historia está plagada de personajes de una rareza arrolladora: maniacos depresivos, obsesivos e hipocondriacos. A medio camino entre Ada y el ardor, de Vladimir Nabokov y Trampa 22, de Joseph Heller, Los políglotas retrata un mundo delirante y convulso, donde lo irracional aflora en los momentos menos pensados y la herencia de Babel amplifica el sonido inconfundible de lo humano.

  ©  http://impedimenta.es/libros.php/los-poliglotas


El tiempo debe detenerse
Aldous Huxley
Navona

Sebastián Barnack, aprendiz de poeta e hijo de un severo activista de la izquierda, se traslada a Florencia ara pasar el verano con su refinado y hedonista tío Eustace en una lujosa villa, en pleno apogeo del fascismo italiano. Allí se encontrará con algunos personajes que resultarán decisivos en su vida: Verónica Thwale, encarnación de sus secretos mitos eróticos; la señora Ockham, que pretende adoptarle en sustitución del hijo que perdió; y, sobre todo, Bruno Rontini, librero y filósofo, una especie de asceta con una visión trascendental de la existencia. Escindido entre el mundo de lujo y despreocupación que representa el tío Eustace y el camino de conocimiento interior que le brinda Bruno, el joven Sebastián, inmerso además en su iniciación sexual, tendrá que aprender que todos nuestros actos tienen consecuencias pero que quizá haya un sentido más profundo de las cosas si sabemos mirar en la dirección adecuada.
El tiempo debe detenerse, publicada en 1944, doce años después de Un mundo feliz, expone algunas de las preocupaciones espirituales del autor, gran conocedor de las filosofías orientales y el misticismo, y también sus ideas políticas, aún vigentes a la hora de comprender nuestro tiempo.

  ©  http://terapiasverdes.com/tienda/navona-ficciones/560-el-tiempo-debe-detenerse.html


El maestro Juan Martínez que estaba allí
Manuel Chaves Nogales
Libros del Asteroide
Después de triunfar en los cabarets de media Europa, el bailarín flamenco Juan Martínez, y su compañera, Sole, fueron sorprendidos en Rusia por los acontecimientos revolucionarios de febrero de 1917. Sin poder salir del país, en San Petersburgo, Moscú y Kiev sufrieron los rigores provocados por la Revolución de Octubre y la sangrienta guerra civil que le siguió.
El gran periodista sevillano Manuel Chaves Nogales conoció a Martínez en París y asombrado por las peripecias que éste le contó, decidió recogerlas en un libro. El maestro Juan Martínez que estaba allí conserva la intensidad, riqueza y humanidad que debía tener el relato que tanto fascinó a Chaves. Se trata, en realidad, de una novela que relata los avatares a los que se ven sometidos sus protagonistas y cómo se las ingeniaron para sobrevivir. Por sus páginas desfilan artistas de la farándula, pródigos duques rusos, espías alemanes, chequistas asesinos y especuladores de distinta calaña.
Compañero de generación de Camba, Ruano o Pla, Chaves perteneció a una brillante estirpe de periodistas que, en los años 30, viajaron profusamente por el extranjero, ofreciendo algunas de las mejores páginas del periodismo español de todos los tiempos.

© http://www.librosdelasteroide.com/-el-maestro-juan-martinez-que,1438

LSD Flashbacks
Timothy Leary
Alpha Recay

LSD Flashbacks es el recuento, siete años antes de su muerte, de una vida singular que ha dejado huella en el imaginario popular del siglo XX, especialmente en lo que se refiere a beatniks, hippies, adeptos de la Nueva Era y utopistas cibernéticos. En sus páginas, Leary aborda con humor su desarrollo como persona –comenzando en el preciso momento en que todavía era un espermatozoide– sin ocultar episodios extravagantes, como la época en la que se dedicó a la comedia, o sus numerosos encontronazos con la ley, agravados desde el momento en que el Gobierno de Estados Unidos decidió ilegalizar el LSD en 1966.

©  http://www.alphadecay.org/libro/lsd-flashbacks

lunes, 5 de octubre de 2015

Shosa, Isaac Bashevis Singer

Dora tenía que haber ido a Rusia hacía meses, pero todavía continuaba en Varsovia. Su hermana Liza me llamó al Club de Escritores para decirme que Dora había intentado suicidarse bebiendo yodo. Al parecer, Wolf Felhendler, un colega comunista que había ido a Rusia año y medio antes, había escapado del exilio soviético y regresado clandestinamente a Polonia. Las noticias que traía eran desalentadoras: la mejor amiga de Dora, Irka, había sido fusilada. Todo un grupo de camaradas que habían ido a la Unión Soviética estaban en la cárcel o habían sido enviados al Norte, a trabajar en las minas de oro. Al difundirse sus informaciones, los estalinistas de Varsovia acusaron a Wolf Felhendler de ser un traidor fascista y espía del Servicio Secreto polaco. Sin embargo, la confianza en la justicia de Stalin sufrió un fuerte golpe en Polonia. Antes incluso de esto, células enteras se habían sentido desilusionadas y se habían pasado a los trotskistas, y muchos comunistas se habían pasado a la Liga judía o al partido socialista polaco. Otros se habían hecho sionistas o se habían vuelto a la religión.


-Bien una tierra judía, un mar judío. ¿Quién lo hubiera creído hace diez años? Haría sido el colmo de la audacia. Todos nuestros sueños se centraban en un mendrugo de pan, un plato de sémola, una camisa limpia. Feitelzohn dijo una una vez algo que yo suelo repetir con frecuencia: “Un hombre no tiene imaginación ni en su pesimismo ni en su optimismo”. ¿Quién habría supuesto que los gentiles votarían a favor de una nación judía? Nu, pero los dolores de parto distan mucho de haber terminado. Los árabes no se han reconciliado con la situación. La vida es difícil aquí. Miles de refugiados viven en chabolas de hojalata. Yo mismo he vivido en una de ellas. El sol te abrasa como el fuego durante el día, y por la noche te hielas. Las mujeres se están peleando continuamente. Han llegado de África refugiados que no han visto jamás un pañuelo... literalmente gentes procedentes de los tiempos de Abraham.

Algo de argumento


Shosha es la historia de la devoción de un joven escritor a un amor de la infancia, ​​Shosha, a quien el protagonista conoció a los 7 años más o menos y al que años más tarde se vuelve para el matrimonio. El libro describe la infancia y la emigración desde Polonia a Estados Unidos. Se recoge la vida de el gueto judío poco antes de la llegada de los nazis y el exterminio en los campos de concentración . 

El autor se detiene asimismo en los ambientes político e intelectual de la capital polaca, en un momento de ebullición ideológica en la que tienen cabida el interés de los jóvenes judíos por pensamientos que los alejan de su tradición religiosa. El libro se cierra en Israel en los años 50 del siglo pasado, desde donde se recuerdan los amigos muertos.


El autor


Isaac Bashevis Singer (1902, Leoncin, Polonia - 1991, Florida, Estados Unidos). Nacido en Polonia, vivió en el barrio judió de Varsovia donde aprendió el yidish, lengua en la que escribiría la mayor parte de su obra literaria. Tras emigrar a Estados Unidos, en 1935, comenzaría a escribir en un periódico para la comunidad judía de Nueva York. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1978, "por su arte narrativo apasionado que, con raíces en una tradición cultural polaco-judía, traen a la vida las condiciones humanas universales".

Novelas

Satán en Goray (1935)
La familia Moskat (1950)
El mago de Lublin (1960)
Sombras sobre el Hudson (1957-58)
El esclavo (1962)
En el tribunal de mi padre (1966)
La casa de Jampol (1967)
El certificado (1967)
The Golem (1968)
Los herederos (1969).
Enemigos, una historia de amor (1972)
Un día placentero: Relatos de un niño que se crio en Varsovia (1973)
El penitente (1973)
Shosha (1978) 
Escoria (1991) 
Meshugah (1994)
Krochmalna N° 10'
Amor y exilio (1984)
La destrucción de Kreshev (2007)

Cuentos

El Spinoza de la calle Market.
Gimpel el tonto y otros relatos 
Una boda en Brownsville
La imagen y otros relatos
Un amigo de Kafka
La muerte de Matusalén, La otra orilla
Cuentos para niños y jóvenes
Cuando Schlemel fue a Varsovia y otros cuentos
Cuentos judíos de la aldea de Chelm
Cuentos de amor y esperanza

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Un hombre que se parecía a Orestes



Orestes se puso en pie, ciñó la espada y abrochó la zamarra. Pregunto a Aquilino dónde había una buena posada, y el cerero le indicó que entrando a la izquierda por la primera calle estaba el Mesón Nuevo, que era de un genovés, y tenía vinos muy decentes, y las camas eran limpias. Orestes se despidió de Aquilino, muy agradecido, y prometió hacerle una visita al siguiente día, y contarle de su vida y nación. Montó a caballo y se dirigió hacia el Mesón Nuevo, pero al llegar a la primera travesía dio vuelta, alcanzó la alameda por detrás de la basílica y salió al campo. Se había levantado viento, las nubes cubrían el cielo y comenzaba a nevar. Caían copos finos como en la bola de nieve del cerero. Gruesas lágrimas rodaban por el rostro del príncipe. Nunca, nunca podría vivir en su ciudad natal. Para siempre era una sombra perdida por los caminos. Nevaba.

Página 227
Un hombre que se parecía a Orestes
Álvaro Cunqueiro
Premio Eugenio Nadal 1968



El universo literario donde se desarrollan coincide con el regreso de los héroes de la Guerra de Troya, tras la epopeya homérica, narrada en La Ilíada y que condiciona intensamente, la posterior Odisea. La vuelta al hogar tras los conflictos bélicos siempre ha generado episodios dramáticos. Los griegos los escenificaron con una gran riqueza de aspectos íntimos en relación a la psicología. El ambiente histórico se refiere al regreso de la guerra troyana, en que antes de partir y para alcanzar unos augurios favorables, Agamenón sacrifica a su hija Ifigenia; mientras que su esposa Clitemnestra, que permanece en el
hogar palacial, lo considera como la peor de las vejaciones. En consecuencia y para borrar el ultraje, ésta acepta el adulterio con el débil Egisto. Cuando Agamenón regresa es asesinado por medio de la conjura urdida por estos adúlteros y que, posteriormente, provoca la venganza del hijo y hermano de Ifigenia, Orestes, por instigación de otra hermana, Electra, perpetrada por el acto del matricidio, a modo de expiación: «los ejemplos de purificaciones son muy abundantes, baste recordar los muchos escritos sobre estas circunstancias referidos a personajes tan emblemáticos como Orestes y Heracles» . 

El clasicismo de tal tragedia griega supera los tiempos en que fue escrita. Sin ninguna clase de dudas, el hecho de recrear uno de los mitos más conocidos de la dramaturgia de todos los tiempos, alcanza una gran relevancia por su tema central sobre el arrepentimiento, la culpa y el perdón del matricida Orestes. No se pueden aislar cada uno de estos tres epítetos, uno lleva indefectiblemente al otro. La recreación de los caracteres teatrales entraña una manera de ser en el mundo y una visión particular de la existencia de Electra y Orestes en la tumba de Agamenón; con lo cual nos indica que los griegos ya la tenían en gran estima. En ese momento de contemplación del padre yacente, surge la idea de la justicia personal en forma de venganza, el matricidio.

El teatro griego en Un hombre que se parecía a Orestes, de Álvaro Cunqueiro
Jaume Alavedra i Regás
Universidade de Barcelona



Un hombre que se parecía a Orestes es la crónica de una venganza imposible a partir del
mito que versionó Esquilo. La novela comienza cuando, mucho tiempo después de la muerte de Agamenón, asesinado a su vuelta de Troya por su mujer, Clitemnestra, y el amante de ésta, Egisto, su hijo Orestes aún no ha regresado para cumplir la esperada venganza. Micenas es una ciudad fantasma sumida en la ruina, el espionaje y la represión. Los reyes se pudren en palacio esperando inútilmente a un Orestes que nunca llega, y cuando al fin lo hace es tarde para todos y tarde para él, que ha perdido la vida sin cumplir su destino pero sin olvidarlo, dudando como Hamlet porque, en el fondo, está enamorado de su madre, como Edipo. Los lectores españoles pudieron leer en su día esta novela como una alegoría sobre la inutilidad de la venganza pasados tantos años de la guerra civil. De hecho, ésta es la única novela donde Cunqueiro parece dialogar con la circunstancia histórica colectiva, y quizá por ello fue este relato, y no otros suyos, el que obtuvo un premio tan prestigioso como el Nadal en 1968. Por otra parte, con el Orestes el mito entra definitivamente en crisis: ya no encarna sólo el impulso positivo de goce vital, el Eros, sino que se va mezclando cada vez más con el tiempo destructor y con la muerte, Cronos y Tánatos.

Álvaro Cunqueiro, novelista (o en qué se parece una novela a un huevo)
Ana Sofúa Pérez Bustamante Mourier



El autor

Álvaro Cunqueiro Mora. (Mondoñedo, 22 de diciembre de 1911- Vigo, 28 de febrero de 1981). Estuvo en la Universidad de Santiago de Compostela, entre 1927 y 1934, como
estudiante de Filosofía y Letras. Durante su segundo año de universitario realiza colaboraciones en diferentes revistas, y en 1932 sale su primer poemario: Mar ao Norde, y un año después Poemas do sí e non. Continúa su labor en publicaciones periódicas como El Compostelano, Céltiga y Descobrimento.

Vinculado al nacionalismo conservador al estallar la guerra civil se refugia en la costa de A Coruña donde imparte clases. Con posteridad se afilia a Falange Española y se da de alta en el Registro General de Periodistas, lo cual le abre las puertas en diferentes diarios españoles. La labor periodística no le impide que siga con la edición de nuevos libros de poesía como Elegías y canciones (1940) y otros de teatro y narrativa en castellano.

Tras su ruptura con Falange, Cunqueiro decide dejar Madrid y el ambiente oficial para radicarse a partir de 1946 en Galicia, lugar en el que recupera sus colaboraciones periodísticas. En 1964 ingresa en la Real Academia Gallega. Dirige el diario Faro de Vigo y obtiene varios premios y galardones tanto en su labor de escritor como de periodista, trabajos que sólo serán interrumpidos por su muerte en el año 1981.

 El año 1991 se le dedica la celebración de las Letras Galegas. Su nombre está asocidado a diferentes galardones (periodismo gastronómico y textos teatrales).

Obras

1932.- Mar ao Norde
1933.- Poemas do si e non
1933.- Cantiga nova que se chama riveira
1936.- Nenia. Tres pequenas versiós tristes (Rosalía de Castro, Antonio Nobre, Enrique Heine)
1939.- Historia del Caballero Rafael
1940.- Elegías y canciones
1945.- San Gonzalo
1945.- Balada de las damas del tiempo pasado
1950.- Dona do corpo delgado
1951.- Rondeau en loor de un botánico del siglo XVIII que regresa de Cipango y Catay y todas las Indias
1954.- Crónica de la derrota de las naciones
1954.- Maside
1955.- Merlín e familia e outras historias
1956.- As cronicas do Sochantre
1956.- El caballero, la muerte y el diablo y otras dos o tres historias
1957.- Merlín y familia
1957.- Vigo, puerta del Atlántico
1957.- Cantiga nova que se chama riveira
1958.- O incerto Señor Don Hamlet, príncipe de Dinamarca (peza dramática en tres xorhadas)
1958.- Teatro venatorio y coquinario gallego
1959.- Las crónicas del Sochantre
1960.- Escola de menciñeiros e fábula de varia xente
1960.- Las mocedades de Ulises
1961.- Si o vello Sinbad volvese ás illas...
1962.- Viaje por los montes y chimeneas de Galicia. Caza y cocinas gallegas
1962.- Rutas de España: La Coruña, Lugo, Orense y Santiago, Publicaciones españolas
1962.- Cuando el viejo Simbad vuelva a las islas
1964.- Tesouros novos e vellos
1964.- Pesca y conservas. Itinerarios turístico-gastronómicos de la provincia de Pontevedra
1965.- El Camino de Santiago
1967.- Daniela y la estrella
1967.- Historia del ángel Adriel, guardián de la puerta sur del Paraíso
1968.- Flores del año mil y pico de ave
1968.- Lugo
1969.- Un hombre que se parecía a Orestes
1969.- El envés
1969.- Pontevedra, Rías Bajas
1969.- La cocina cristiana de Occidente
1970.- El descanso del camellero
1970.- Laberinto y Cía
1971.- Rías Bajas gallegas
1971.- Vigo y su ría
1971.- Xente de aquí e de acolá
1972.- Vida y fugas de Fanto Fantini della Gherardesca
1973.- A cociña galega
1974.- Don Hamlet e tres pezas mais
1974.- El año del cometa con la batalla de los cuatro reyes
1975.- La otra gente
1976.- Tertulia de boticas prodigiosas y escuela de curanderos
1977.- Soma de craridades
1977.- Monumentos y lugares más representativos de la comarca eumesa
1979.- Os outros feirantes
1979.- Laude de vírgenes románicas
1980-1991.- Obra en galego completa
1981.- Laude da camelia
1981.- Ollar Galicia
1981.- Ver Galicia
1982.- Arquitectura rural gallega
1981.- Historias gallegas
1982.- Historia de una isla llamada Brenda
1982.- Fábulas y leyendas de la mar
1983.- Antología poética
1982.- Cocina gallega
1984.- Tesoros y otras magias
1986.- Viajes imaginarios y reales
1988.- Los otros caminos
1988.- Hierba aquí o allá. Herba aquí ou acolá
1989.- El pasajero en Galicia
1991.- A máxia da palavra: Cunqueiro na rádio
1991.- Cunqueiro en la radio. Cada día tiene su historia y otras series: comentarios radiofónicos, RNE, A Coruña, 1956-81
1991.- Flor de diversos. Escolma de poetas traducidos
1991.- Herba aquí ou acolá
1991.- La bella del dragón. De amores, sabores y fornicios
1992.- O reino da chuvia. Artigos esquencidos
1992.- Encuentros, caminos y noticias en el reino de la tierra
1994.- Papeles que fueron vidas



lunes, 28 de septiembre de 2015

La balada del café triste

Cualquier persona puede ser amada. El ser más estrafalario del mundo es objeto de devoción para el amante fervoroso. El amor es una experiencia compartida pero no tiene que ser la misma para ambos. Existe el amante y el amado. Según Carson McCullers (Columbia, Georgia, 1917 – Nyak, Nueva York, 1967) en su inolvidable relato La balada del café triste escrito en el año 1951, es mejor ser amante porque “muchas veces la persona amada es sólo un estímulo para todo el amor dormido que se ha ido acumulando desde hace tiempo en el corazón del amante”. 

La teoría del amor que nos trasmite la escritora norteamericana parece penetrar en Amelia Evans la protagonista alta y morena “con huesos y músculos de hombre”. Una mujer de pelo corto hacia atrás que de repente se enamora de un jorobado tísico. ¿Qué descubre esa mujer en alguien tan adverso físicamente? No sabemos qué le da. Tampoco sabemos si hace el amor con ella, ni si tiene conversaciones interesantes, ni de dónde viene, ni que pretende. Sabemos que, eso sí, que aparece en la más absoluta pobreza y sin embargo, es capaz de sedución. “El valor y la calidad del amor están determinados únicamente por el propio amante”. Ella de pronto descubre en ese ser que su capacidad de amor carece de destino. Probablemente el hecho de que sea extranjero le predestina como objeto de su amor porque lo nuevo y lo no convencional le atraen ya que son un reto para ella que es una persona que necesita luchar.

Parece decirnos Carson McCullers que la calidad del amor es la misma siempre que el amante invente a su amado, y no importa demasiado el aspecto. Sólo el deseo permanente de amar para sentirse transformada. Y claro, es el amante quien posee la palabra y por lo tanto dota de sentido al amado. Quien puede articular el discurso del deseo está en posesión del poder del lenguaje. McCullers elabora una teoría del amor que sin duda está latente en nuestra manera de mirar el de mundo mediante el papel que nos otorgamos cuando amamos: elegir nosotros. La maravilla probablemente se encuentre en la ductilidad de los papeles, en saber que éstos pueden intercambiarse y de pronto sorprenderte con que eres el amante.

Concha García
Novelas de amor – La herida narcisista
ABC Cultural
Madrid, 15 de julio de 2000
Nº 442
Página 18


El apasionado amor individual (el viejo amor de Tristán e Isolda, el amor de Eros) tiene menos valor que el amor de Dios, que la amistad (el amor de Agape, dios griego de los banquetes, dios del amor fraternal), que el amor del ser humano. Eso fue lo que intenté demostrar en La balada del café triste, por medio del extraño amor de Miss Amelia por su primo Lymmon, el pequeño jorobado.

Carson McCullers
Esquire
Diciembre de 1959

Con La balada de el café triste, ocurrió algo distinto. Conocía un bar de Brooklyn, cerca de Waterfront, al que me gustaba ir con W.H. Auden y George Davis. Llegó esa mujer, a la que llamaban Submarine Mary, acompañada de un hombre bajito y jorobado. Y yo seguí charlando con mis amigos, que ni siquieran habían reparado en la escena. Luego regresé a mi casa del Sur, y, un día mientras oía música -a Berlioz, lo recuerdo bien-, la imagen del jorobado de Submarine Mary me vino a la cabeza, perfectamente nítida; vi su silueta y comencé a escribir La balada del café triste. Es lo que Henry James solía llamar “una preciosa partícula” y que yo llamó “iluminación”. Este tipo de cosas llegan sin haber sido pensadas. De ahí que el hecho de escribir sea extremadamente peligroso. Thomas Mann decía que un escritor es alguien a quien con frecuencia le resulta difícil escribir. Pues bien, le aseguro que, si hay una persona a quien le cueste hacerlo, ésa soy yo. […]

Sí, el infinito dolor que provoca el amar sin ser amado es un tema muy recurrente en mi obra. Estáclaro que todos los escritores tiene obsesiones, por muy diferentes que sean sus libros […]. Me siento muy feliz cuando veo que mi trabajo avanza. Pero, en la vida, generalmente soy feliz y doy gracias a Dios por estar en este mundo.

Carson McCullers

viernes, 25 de septiembre de 2015

Outland Rock, Pino Cacucci

La crónica negra, con su abundancia cotidiana, hace admisible el conjunto de los controles judiciales y de policía que rastrilla la ciudad: día tras día, narra una especie de batalla interna contra un enemigo sin rostro y, en esta guerra, configura el boletín cotidiano de alarma o de victoria. La novela negra que empieza a aparecer en forma de folletín y en la literatura de quiosco, asume el papel aparentemente inverso. Ante todo, tiene la función de mostrar que el delincuente pertenece a un mundo completamente distinto, sin relaciones con la existencia cotidiana y familiar.


Nothing left to do but run run run
Jim Morrison

Un oxidado sonido recorre las dos habitaciones y hace pegar un brinco al joven que está echado sobre la mesa de cocina.

La imprevista actividad del timbre exterior del patio tiene el pode de sumirlo en la inquietud. Se acerca cauto a la ventana. Ve el espejo retrovisor que encuadra perfectamente la entrada desde la cual alguien le está originando esta molesta emergencia. Dispuesto de esa manera, con una abrazadera remachada al tubo exterior del gas, el espejo le permite estudiar el aspecto de los intrusos antes de que éstos sobrepasen el segundo portal.

Se repite el sonido histérico del martillo que percute la campana polvorienta. Justamente ahora se diría que el tipo de fuera le ha cogido gusto a apretar frenéticamente el pulsador. La cancela nunca está cerrada a esa hora, por lo que el joven espera a desconocido avanzar por la grava. Los pelmazos más peligrosos son los de mediana edad con bolsa de plástico bajo el brazo y el típico aire resuelto que deriva de la costumbre de ejercer un oficio exageradamente mierdoso. No obstante, también los ha visto bastantes veces con atuendo deportivo y una edad similar a la suya, petulantes y alegres como escorpiones en celo.

Para no equivocarse, desde hace un tiempo sólo les abre a las caras conocidas, y a veces ni siquiera a éstas si juzga que el día no es apto para visitas.

En el recuadro del espejo se dibuja la tediosa figurilla de Mariella. Con una sonrisa liberadora abre de par en par la ventana, mientras malhumorado “Ya era hora” rebota desde el patio.


Pino Cacucci nació en 1955 en la localidad piamontesa de Alessandria. Es autor de I fuochi le ombre il silenzio (1988), estudio biográfico sobre la fotógrafa y actriz italiana Tina Modotti, desaparecida en México, en circunstancias aún hoy no aclaradas, en la época del asesinato de Trostky. Outland Rock es primer libro de ficción. El resto de novelas hasta ahora publicadas por Cacucci son las siguientes:


Puerto Escondido (Interno Giallo, 1990; ripubblicato Mondadori)
Tina (Interno Giallo, 1991; ripubblicato TEA; ripubblicato Feltrinelli)
San Isidro Futból (Granata Press, 1991; ripubblicato Feltrinelli, 1996)
Punti di fuga (Mondadori, 1992; ristampato Feltrinelli, 2000)
La polvere del Messico (Mondadori, 1992; ripubblicato Feltrinelli nel 1996)
Forfora (Granata Press, 1993; ripubblicato in edizione ampliata con titolo "Forfora e altre sventure" per Feltrinelli, 1997)
In ogni caso nessun rimorso (Longanesi, 1994; ripubblicato TEA; ripubblicato Feltrinelli, 2001)
Camminando. Incontri di un viandante (Feltrinelli, 1996)
Demasiado corazón (Feltrinelli, 1999)
Ribelli! (Feltrinelli, 2001)
Gracias México (eltrinelli, 2001)
Mastruzzi indaga (Feltrinelli, 2002)
Oltretorrente (Feltrinelli, 2003)
Tobacco, con Gloria Corica e Otto Gabos (Bande Dessinée, 2005)
Nahui (Feltrinelli, 2005)
Un po' per amore e un po' per rabbia (Feltrinelli, 2008)
Le balene lo sanno (Feltrinelli, 2009)
Sotto il cielo del Messico (Feltrinelli, 2009)
La giustizia siamo noi (Rizzoli 2010)
Nessuno può portarti un fiore (Feltrinelli, 2012)
Vagabondaggi (Feltrinelli, 2012)