lunes, 31 de agosto de 2015




En recuerdo de Rafael Chirbes

Nacido en Tavernes de la Valldigna (Valencia) en 1949, Rafael Chirbes se trasladó a Madrid para estudiar Historia Moderna y Contemporánea y más tarde, durante la transición, se dedicó a la crítica literaria y al periodismo. 

Su primera novela, Mimoun (1988), quedó finalista del premio Herralde de Novela y le siguieron En la lucha final (1991), La buena letra (1992) y Los disparos del cazador (1994). Por estas fechas, comenzaron a editarse sus obras en Alemania con una aceptación de la que no gozaba en su propio país, sus novelas La larga marcha y La buena letra merecieron el premio SWR-Bestenliste.

Escritor insobornable, crítico y alejado de los oropeles mediáticos, ocupa un lugar de primer orden en la actualidad literaria española con libros como La caída de Madrid (2000), Los viejos amigos (2003) y, sobre todo, Crematorio, por el que recibió el Premio Nacional de la Crítica 2007.Por la novela En la orilla (2013) recibió el Premio Nacional de la Crítica 2014. Rafael Chirbes falleció en Tabernes de Valldigna el 15 de agosto de 2015. La que será su obra póstuma París - Austerlitz se pondrá a la venta en 2016.


 Crematorio

Matías Bertomeu ha muerto y, tras la incineración, nada quedará ya de él. Sus ideales perecieron tiempo atrás enterrados en la zanja de las ilusiones que se quedan sin oxígeno, y los terrenos a los que se había retirado al final de su vida con la inane esperanza de que la muerte pasase de largo, serán adquiridos por su hermano Rubén  para construir más urbanizaciones de esos chalets con los que había amasado una cuantosia fortuna. Un negocio levantado sobre corrupción, la especulación y el trato con las mafias hacen de su propio universo moral un desierto de hormigón por el que deambulan en queda procesión de funeral los recuerdos de Matías. 

El amigo de los hermanos Bertomeu, el escritor retirado Federico Brouard, anega su memoria en un reguero de alcohol, condenado a ver desde su ventana cómo se desmorona ese Misent que fue, y en el que ahora se reproducen en turbias metástasis edificios iguales que se afanan por sorber los últimos rayos de sol. Sólo cenizas quedarán ya del paisaje, de los valores y los recuerdos de antaño y nada ni nadie se librará de la quema.


Los textos de este post proceden del © Círculo de Lectores

miércoles, 26 de agosto de 2015

Tres  novelas de Arturo Azuela


Aunque la sombra de su abuelo Mariano, el escritor por antonomasia de la revolución mexican, fue alargada, Arturo Azuela (México, 1938 - México, 2012) dejó una dilatada obra de carácter literario que otras ocupaciones, bastantes en su vida, no le quitaron tiempo para dejar algunos libros fundamentales de la narrativa contemporánea de su país de nacimiento.  Hombre de ciencias, como dirían en mis tiempos de bachiller, aunque enseguida se especializó también en historia y filosofía, y docente en prestigiosas universidades de México, España, Estados Unidos, Escocia y Francia, en las que ocupó diferentes puestos para ganarse el sustento y alimentar su voracidad de saber, este escritor lo conocí por primera vez tras la lectura de la novela titulada y tercera en su currículum de narrador: Manifestación de silencios, editada por Seix Barral, y de la cual hablaron en un lejano programa de la 2 de TVE allá por los comienzos de la década de 1980, y de cuya visión salió mi interés por los personajes y hechos recogidos por el estilo impecable de Arturo Azuela.

Manifestación de silencios discurre en torno los acontecimientos del México de la Olimpíada y la matanza de la plaza de Tlatelolco que tanto influyeron en la generación del autor. Un antes y un después de quienes se manifestaron a favor de los cambios que no llegaron a consumar sus primeras aspiraciones.

Un tal Solomé es la novela en la que se narra la historia un tanto buñuelesca del personaje venido del campo que pierde su identidad en la gran ciudad como miles de sus semejantes que terminaron en la pobreza y la marginalidad. Después vendrían La casa de las mil vírgenes, cuarta novela de Azuela, que sirvió al autor para recrear la zona de Santa María de la Ribera, lugar en el que se entrecruzan historias viejas y nuevas. Y de esas tres novelas citadas surgió el interés por la literatura de Arturo Azuela, del cual continúe leyendo en sucesivas etapas: El tamaño del infierno, Estuche para dos violines, El matemático y Alameda de Santa María, obras a las que añadí posteriormente el ensayo Desde Xaulín. Historia de la ruta de Goya.

viernes, 14 de agosto de 2015

Dos de Horace McCoy

El novelista estadounidense, Horace McCoy ( 14 de abril 1897 en Pegram, Nashville, Tennessee - 15 de diciembre de 1955, Hollywood, Los Ángeles) ocupa un lugar sobresaliente dentro de la novela negra más dura que tuvo como punto de partida los relatos de las revistas de papel barato editadas en la década de 1920, cuando el autor ya contaba con un amplio currículum de buscavidas en el que entraban desde el soldado galardonado en la Primera Guerra Mundial a guardaespaldas, entre otros oficios desarrollados en su corta vida.

Su presencia en los medios de comunicación, guionista en Hollywood o su variado registro literario no contribuyeron a que McCoy viviera de forma desahogada, hasta el punto de morir casi en la misera. Posteriormente, una década y media después de su fallecimiento, la película Danzad, danzad malditos, estrenada en 1969 y dirigida por Sidney Pollack, sacó la obra del escritor del semimalditismo en que se encontraba, pues, McCoy está situado en el selecto club de los escritores denominados de hard boiled. Caracterizados por adentrarse con sus personajes en un mundo en el que la lucha por la vida es implacable dentro de un escenario de crisis de valores y caída en picado de la economía que llevarían a otra gran guerra y con posteridad a una posguerra no menos amable que la etapa de la gran depresión.

Con semejantes ambientaciones no resulta extraño que el mundo literario en lo que atañe a la novela negra de McCoy esté poblado de perdedores y degenerados que resuelven sus conflictos con la desperación o con la violencia extrema. Todo eso abunda en dos novelas en su día editadas por Bruguera (novela policíaca) bajo los títulos: Dí adiós al mañana y Luces de Hollywood.