Dos de Horace McCoy
El novelista estadounidense, Horace McCoy ( 14 de abril 1897 en Pegram, Nashville, Tennessee - 15 de diciembre de 1955, Hollywood, Los Ángeles) ocupa un lugar sobresaliente dentro de la novela negra más dura que tuvo como punto de partida los relatos de las revistas de papel barato editadas en la década de 1920, cuando el autor ya contaba con un amplio currículum de buscavidas en el que entraban desde el soldado galardonado en la Primera Guerra Mundial a guardaespaldas, entre otros oficios desarrollados en su corta vida.
Su presencia en los medios de comunicación, guionista en Hollywood o su variado registro literario no contribuyeron a que McCoy viviera de forma desahogada, hasta el punto de morir casi en la misera. Posteriormente, una década y media después de su fallecimiento, la película Danzad, danzad malditos, estrenada en 1969 y dirigida por Sidney Pollack, sacó la obra del escritor del semimalditismo en que se encontraba, pues, McCoy está situado en el selecto club de los escritores denominados de hard boiled. Caracterizados por adentrarse con sus personajes en un mundo en el que la lucha por la vida es implacable dentro de un escenario de crisis de valores y caída en picado de la economía que llevarían a otra gran guerra y con posteridad a una posguerra no menos amable que la etapa de la gran depresión.
Con semejantes ambientaciones no resulta extraño que el mundo literario en lo que atañe a la novela negra de McCoy esté poblado de perdedores y degenerados que resuelven sus conflictos con la desperación o con la violencia extrema. Todo eso abunda en dos novelas en su día editadas por Bruguera (novela policíaca) bajo los títulos: Dí adiós al mañana y Luces de Hollywood.
El novelista estadounidense, Horace McCoy ( 14 de abril 1897 en Pegram, Nashville, Tennessee - 15 de diciembre de 1955, Hollywood, Los Ángeles) ocupa un lugar sobresaliente dentro de la novela negra más dura que tuvo como punto de partida los relatos de las revistas de papel barato editadas en la década de 1920, cuando el autor ya contaba con un amplio currículum de buscavidas en el que entraban desde el soldado galardonado en la Primera Guerra Mundial a guardaespaldas, entre otros oficios desarrollados en su corta vida.
Su presencia en los medios de comunicación, guionista en Hollywood o su variado registro literario no contribuyeron a que McCoy viviera de forma desahogada, hasta el punto de morir casi en la misera. Posteriormente, una década y media después de su fallecimiento, la película Danzad, danzad malditos, estrenada en 1969 y dirigida por Sidney Pollack, sacó la obra del escritor del semimalditismo en que se encontraba, pues, McCoy está situado en el selecto club de los escritores denominados de hard boiled. Caracterizados por adentrarse con sus personajes en un mundo en el que la lucha por la vida es implacable dentro de un escenario de crisis de valores y caída en picado de la economía que llevarían a otra gran guerra y con posteridad a una posguerra no menos amable que la etapa de la gran depresión.
Con semejantes ambientaciones no resulta extraño que el mundo literario en lo que atañe a la novela negra de McCoy esté poblado de perdedores y degenerados que resuelven sus conflictos con la desperación o con la violencia extrema. Todo eso abunda en dos novelas en su día editadas por Bruguera (novela policíaca) bajo los títulos: Dí adiós al mañana y Luces de Hollywood.
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