martes, 31 de enero de 2012


Hombres duros, mujeres peligrosas y defensores implacables
La literatura detectivesca, novela negra, el suspense y otros estilos han tenido siempre desde su nacimiento un importante seguimiento por parte del público más o menos exigente, consumidor y masivo de unos géneros que no han llegado a los manuales de literatura al uso, pero que siempre interesan a esos lectores que apuestan por la imaginación y el entretenimiento.
Dentro de la difusión de los mismos, desde la década de los setenta del siglo pasado se produjo en España una vuelta a los estilos más populares de las series policiales. De estas últimas cabe destacar la novela negra que contó con editoriales, revistas, películas y telefilmes qué divulgaron a los principales autores y guionistas que contribuyeron y contribuyen a la buena salud de dicho género.

De esa línea divulgativa recuerdo la publicación Detective Story, editada en 1989, bajo la supervisión del excelente especialista Javier Coma. Por sorpresa, en una de mis visitas a una tienda de segunda mano me encontré con los cinco primeros ejemplares de la revista subtitulada mystery & suspense.

La portada reproduce una viñeta de la primera aventura de Dick Tracy, obra maestra del cómic realizada por Chester Gould. Pero antes de llegar a la referida historieta, varias páginas informan y entretienen mediante noticias, comentarios y más cómics relacionados todos con la novela negra. Así uno se entera del origen del cine de gánsteres, de la maestría literaria de William Riley Burnett o la historia relacionada con el ya mentado Dick Tracy.
En fin, un hallazgo de agradecer que en lugares de segunda mano se encuentren publicaciones que, por otra parte, no abundan en los lugares normales tan metidos en las prisas de venta de lo actual.

miércoles, 25 de enero de 2012



El señor presidente

El señor presidente, publicada en 1946, constituye el punto de arranque para que el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1899-1974) se convirtiese en uno de los grandes de la narrativa latinoamericana, que con posteridad recibiría el Premio Nobel de Literatura, en concreto en 1967.

La novela se adentraba en la figura del dictador Estrada Cabrera, a la que vez que constituye, según la sinopsis del libro, una espléndida transposición poética de una situación histórica concreta. De ahí que su máximo acierto esté en la perfecta correspondencia entre una estética deformadora de ambientes y personajes, una visión esperpéntica de la realidad, un lirismo descarnado y sombrío, y la atmósfera de pesadilla creada por el ejercicio ilícito de poder y la omnipresencia de la delación, la tortura y el miedo.

Sobre la novela dijo su autor a Luis López Álvarez, en una larga entrevista:
"El señor presidente es un libro eminentemente político, en el sentido de que es una novela inspirada en una dictadura y que he procurado dibujar la personalidad del dictador tal como existió y tal como permaneció en el poder en Guatemala durante veintidós años. Era un personaje invisible y todopoderoso. Pero no sólo he tratado de recrear el personaje, sino de significar cómo todos los elementos de la sociedad se van corrompiendo con la dictadura.

La dictadura es como un veneno, el veneno de una inmensa araña. En mi novela, que va abarcando todas las clases sociales, se ve cómo las va pervirtiendo, las va comprando, las va amedrantando, las va transformando, de hombres, en seres puramente mecánicos, o en fanáticos tremendos, o en terribles oportunistas. La dictadura es el daño más grande que pueda tener un pueblo. Nadie puede medir todo el perjuicio que causa en los países. A uno se le ocurre que, pasado el tiempo del dictador, viene la nueva época y todo va a limpiarse; pero desgraciadamente no es así. Pasan años y años y el dictador sigue presente y sus sistemas no se transforman. ¿Por qué? Porque, como digo, la dictadura pervierte a la sociedad hasta los huesos.

Además de relatar la dictadura de Estrada Cabrera, El señor presidente es el producto casi absoluto de una conciencia infantil que despierta. El señor presidente es novela escrita como un ejercicio espiritual de desangustia. En este sentido, creo que lo que dijo Gabriela Mistral sobre El señor presidente -que era para ella un acto de contrición- permite decir que tuvo una gran visión. Yo no escribí el libro con el propósito -como he escrito después otros libros- de publicarlo. Jamás pensé que se fuera a publicar.

Todo lo que hay en El señor presidente, especialmente el miedo, es producto del ambiente en que crecí. Mis padres eran bastante perseguidos, pero no eran conjurados ni cosa que se le parezca. Eran una de tantas familias a las que se echan el mal de ojo; pero nada más. Recuerdo yo que en la casa grande nuestra se cerraban todas las puertas, se atravesaba el prime patio grande y un segundo patio, y de allí se iba hacia la cocina que tenía unos muros de casi una brazada, y entonces allí se reunían y hablaban. Yo de niño, oía que hablaban y no decían "el señor presidente...". "El hombre ha hecho ajusticiar a Mengano", "el hombre está persiguiendo a Zutano". Todo en mi novela tiene un trasmundo. Cuando la lee un guatemalteco de aquella época encuentra que hay muchas de las cosas que efectivamente sucedieron".

Por desgracia, ese miedo que destila la novela de Miguel Ángel Asturias, sigue presente en la sociedad guatemalteca 66 años después de la publicación de El señor Presidente. Ahora, la dictadura no se resume solamente en un general megalómano y genocida, sino que aparece vertebrada en grupos de diferente índole que como siempre se alimentan de la sangre de los menos favorecidos, derramada en aras propiciadas por quienes se consideran intocables.



jueves, 19 de enero de 2012

El otro lado de la guerra de Vietnam 

Bao Ninh (Hanoi, 1952) es un escritor vietnamita que para su desgracia tuvo que soportar el terrible aprendizaje de la vida en una guerra sangrienta a más no poder, como todos los eufemísticamente llamados conflictos bélicos donde hay bajas y no muertos. A los 17 años entró en la Gloriosa 27ª Brigada Juvenil de Vietnam del Norte, que al final quedó reducida a una decena de soldados de los 500 que la formaban, entre ellos Bao Ninh, quien sin duda contó con abundante material de esos años de lucha para echar a los norteamericanos con el que montar su novela El dolor de la guerra (Byblos Narrativa. Ediciones B). 



La novedad de esta obra radica en que es una visión distinta a la que estamos acostumbrados los occidentales en relación con la guerra de Vietnam, a la que muchos asistimos como espectadores gracias a la televisión y con posteridad el cine. Todo ese material audiovisual se queda obsoleto ante las palabras de Bao Ninh, quien, sin duda, demuestra que a veces una palabra vale más que mil imágenes. Y en esas palabras donde predominan la muerte, destrucción, crueldad y locura, también hay amor, amistad y esperanza, que, además, hacen más creíbles las experiencias del soldado Kien, que no sólo asiste a la dolorosa destrucción de millones de vidas pues también está presente en la cruda realidad anterior a la guerra o la dolorosa posguerra que ha enfrentado a un mismo pueblo con la ayuda exterior, tanto de una parte como de otra. 

La épica de El dolor de la guerra se difumina cuando se comprueba que los gloriosos patriotas o los furiosos invasores se derrumban, se vuelven, locos, creen en las supersticiones como salida a la locura cotidiana de los combates, se drogan o cometen atrocidades. En fin que Bao Nihn tiene razón cuando dice que dice que con su novela bélica ha querido reflejar que la guerra de Vietnam fue una pérdida muy grande, cuyas secuelas siguen presentes después de más de 30 años de su final. 


Indios sin mistificaciones

Sherman Alexie (1966) es uno de los escritores estadounidenses que se mueve como pez en el agua en diferentes géneros, poesía y narrativa, sobre todo, pero que tampoco le hace ascos al séptimo arte con inspirados guiones que han servido para montar varias películas.


Perteneciente a la etnia spokane/coeur d'alene, Alexie se despacha a gusto con varios relatos reunidos bajo el título El indio más duro del mundo. Digo se despacha a gusto porque se reencuentra con el cuento, punto de partida de su obra narrativa, caracterizada por un humor desbordante, no exento de lirismo, como ocurre en esta colección de nueve narraciones cortas.

Alexie ha roto desde sus comienzos literarios con la tradición de encasillar al indio norteamericano como un ser alienado, triste y trágico. Así, por las páginas de El indio más duro del mundo transitan personajes que en lugar de estar situados en la marginalidad se mueven por profesiones liberales, propias de las clases media y alta de Estados Unidos. Gentes que tienen tiempo para enamorarse, divertirse, preocuparse por el día a día o protagonizar situaciones que no dejan indiferente al lector.

Como dice Joyce Carol Oates Alexie es una voz posmoderna, divertida, irreverente, sardónica pero sentimental. Alexie es el rebelde entre sus mayores, socarrón, imprevisible que se burla de sí mismo y que nos recuerda al joven Philip Roth.

domingo, 15 de enero de 2012


Cuentos completos, de Ignacio Aldecoa 
La prematura muerte de Ignacio Aldecoa (1925-1969) no ha impedido que su obra trascienda fuera de los límites del corsé que fijan los manuales de literatura para simplificar o quizá facilitar a golpe de cronología la situación de un autor. Aldecoa fue de aquellos niños nacidos en la segunda mitad de la década de 1920 que sufrieron los rigores de una guerra cruel y sangrienta, destructiva como la paz impuesta por los vencedores de aquella matanza cainita.

 Volviendo a la obra del escritor vasco afincado en Madrid, hay que destacar la predisposición a la brillantez en el relato corto, a su labor artesana bien rematada, quizá herencia genética por el lado paterno, tal vez por su curiosidad por todo los relacionado con el mundo de los empleos modestos. De eso abunda en los dos tomos de Cuentos Completos, editados por Alianza editorial en 1973 y recopilados por Alicia Bleiberg. Los dos libros ofrecen el mundo literario por el que transitó Aldecoa, autor además de cuatro novelas indispensables y otras obras enmarcadas en la poesía y el libro de viajes.

La dificultad de reducir el amplio universo de los relatos de Aldecoa a un espacio concreto motivó que la autora de la recopilación hiciese una ordenación flexible de acuerdo con siete apartados: oficios, clase media, bajos, fondos, el éxodo rural a la ciudad, vidas extrañas, los niños, la soledad de los ancianos y la abulia de la clase acomodada. 

Los cuentos recopliados están comprendidos entre los años que van de 1948 a 1968. En ellos están esos oficios que tanto fascinaron a Aldecoa, historias únicas como única e irrepetible es la existencia de cada personaje. Son historias, vidas anónimas, lejanas en espacio y tiempo pero dramáticamente actuales porque la melancolía, la crueldad, la tristeza, el humor, la muerte... están ligadas a esa existencia que Aldecoa trató de exprimir hasta el último momento, consciente de la vida es un suspiro, fatalidad que se cumplió en su persona, pero como dice su viuda, la escritora Josefina Aldecoa: "También me di cuenta de que todo escritor es inmortal. Porque cuando todos los que conocimos y amamos a Ignacio hayamos desaparecido, cuando su hija y los hijos de su hija desaparezcan, habrá alguien que al leer un libro suyo participe de lo que él sentía y pensaba y era".

En mi caso me siento partícipe de lo que sentía, a menudo releo esas historias de boxeadores, de viejos abandonados, de niños ante la muerte. Tal vez esa insistencia a penetrar una y otra vez en los cuentos de de Aldecoa es porque en algunos nos vemos retratados, como en esas fotografías en blanco y negro que esconden un tiempo pasado que puede ser peor que el actual.

domingo, 1 de enero de 2012

Sherlock Holmes sin Conan Doyle

Sherlock Holmes constituye uno de los personajes más universales de la cultura popular (literatura, cine, comic). Por eso no es extraño que el mitificado personaje tuviese que volver de la otra vida de la mano de su autor Sir Arthur Conan Doyle, debido a las protestas de los lectores cuando el autor escocés decidió eliminarlo . Uno, que no es fanático holmesiano, no sé si se escribe así, está instruido desde muy joven en las aventuras del más conocido detective de todos los tiempos, por eso decidí rescatar de la balda de novelas de misterio, policíacas, negra y similares al ilustre británico paladín de la deducción.




En mi caso no recurro a Conan Doyle, sino a dos autores distintos pero de la misma nacionalidad: Maurice Leblanc y Alexis Lecaye. Del primero, editada en la inolvidable Serie Negra de Ediciones de Bolsillo, es Arsenio Lupin contra Herlock Sholmes; del otro, Marx & Sherlock Holmes, publicada en Mascarón Negro. Ambas corresponden respectivamente a los años 1974 y 1981.


El entretenimiento está asegurado para quienes se atrevan con las dos novelas, motivo por el cual añado las siguientes líneas de contraportada de libro de bolsillo:Holmes –Sholmes- y Lupin se enfrentan y, a la vez, dan pistas para analizar los caracteres tópicos del Reino Unido y Franca, así se anunciaba la novela de Leblanc; porque si el autor hubiera sido Doyle, el final habría sido otro.


Por su parte, Lecaye retrocede al Londres de 1871, cuando Holmes recibe la visita inesperada del líder de la Internacional, Karl Marx, perseguido por un matón a sueldo –la palabra sicario no se utilizaba tanto- de Thiers y Bismark. La búsqueda del asesino comienzo en Londres y continúa en París, en la primavera de la sangrienta Comuna. Por cierto, Lecaye, escribió otras aventuras del detective inglés en esa ocasión en compañía de Einstein, pero es otra historia de los cientos que circulan con el famoso detective como personaje recuperado por decenas de escritores.





Javier Marías, el articulista 


Javier Marías (Madrid, 1951) es uno de los escritores españoles más conocidos a nivel internacional, sobre todo por su obra narrativa, aunque no se limita a un estilo concreto, pues desde hace años entrega artículos para diferentes publicaciones periódicas, labor que continúa desarrollando en la actualidad con el acierto y la elegancia que le caracterizan. 


Hoy me detengo en esa faceta del autor de Corazón tan blanco, entre otras obras de éxito, quien en la última década del siglo pasado escribió los artículos de tres libros deliciosos como son Vidas escritas (Libros del Tiempo-Ediciones Siruela, 1992), Literatura y fantasma (Libros del Tiempo-Ediciones Siruela, 1993) y Donde todo ha sucedido. Al salir del cine (Galaxia Gutemberg-Círculo de Lectores, 2005).




De Vidas escritas puedo decir que es un libro que releo a menudo, quizás porque en el aflora ese estilo periodístico que caracteriza a Javier Marías, tan personal y a la vez tan atractivo, cercano y entendible. Son historias de escritores de primera línea, a los que capta como personas que fueron, pasando por encima de sus creaciones y centrándose en asuntos cotidianos, algunos chocantes. No obstante, el autor de Vidas escritas recordaba en el prólogo que se acercó a 20 escritores, que sin duda también buscaban el halago de los lectores, con afecto y guasa. El libro se completa con el capítulo titulado Artistas perfectos, en el que se recogen 38 fotografías de varios escritores que exponen sus grandezas y miserias físicas ante la cámara.


Continúa la obra con la parte correspondiente a la bibliografía las personas retratadas y Memoria personal, una pequeña bibliografía de Javier sobre las obras traducidas por él de William Faulkner, Joseph Conrad, Isak Dinesen, Robert Louis Stevenson, Vladimir Nabokov, Laurence Sterne, Thomas Hardy y William Butler Yeats.




En Literatura y fantasma, Marías vuelve a la carga con artículos sobre literatura agrupados en los capítulos Serie inglesa, El autor con sus escritos, Otras vanidades, Sobre Benet, Maestros ya antiguos, Asuntos traslaticios, Mujeres fugitivas y Dos despedidas. Para completar la información sobre esos escritos, incluye Procedencias, que indican su fecha y lugar: el primero de 1978 y los últimos de 1993.


Una de las pasiones de Javier Marías está relacionada con el séptimo arte, como espectador más bien, ya lo describe el subtítulo de Donde todo ha sucedido con la frase Al salir del cine. De nuevo el disfrute está asegurado con unos escritos que desprenden literatura en relación con películas con música e insomnio incluidos, sobre dos maestros y dos parientes o cuando el escritor madrileño aborda tentación de salirse. No faltan amores, amigos y escarnio, como en determinada literatura medieval del noroeste peninsular, aunque Marías no tiene nada de arcaico, y sí mucho de hombre del tiempo que le toca vivir.