Piezas cortas de Tennesse Williams
La lectura por tercera vez de las memorias del escritor estadounidense Tennesse Williams (1911-1983) me hizo revisar las baldas donde guardo los libros para buscar las obras de teatro conservadas en papel impreso, así que no pude resistir la tentación de echar mano a Piezas Cortas.
La reducidas obras dramáticas se recogen en mi caso en un libro de bolsillo inolvidable porque fue el primero que compré de la colección de bolsillo de una conocida editorial durante mi época de estudiante preuniversitario. Se trata del pequeño volumen publicado por Alianza en su famosa colección de bolsillo con el número 102.
De Tennesse Williams conocí hace muchos años las adaptaciones cinematográficas de varias de sus obras, entre otras, Un tranvía llamado deseo, El zoo de cristal, La gata sobre le tejado de zinc o La noche de la iguana.
Con las piezas cortas, nueve en total, disfruté de verdad desde la primera, subtitulada Una comedia del Delta del Misisipi y titulada Veintisiete vagones de algodón, hasta la última, El caso de las petunias pisoteadas, subtitulada a su vez Una fantasía lírica. No es extraño que el teatro de Williams fuese tan recurrido por varios directores cinematográficos de fama, pues las obras de Tennesse, cuyo verdadero nombre era Thomas, tienen la cualidad de ser visuales a la vez que ofrecen un amplio cartel de personajes, dispares, problemáticos, alienados, solitarios, derrotados…, muy parecidos a los de la también sureña, pero novelista principalmente, Carson McCullers.
Todo eso se puede apreciar leyendo las piezas cortas de Williams, obras que constituyen un excelente acercamiento a la obra de Williams o una acertada curiosidad para quienes ya la conocen.
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