sábado, 26 de noviembre de 2011


Cómic marginal

Producciones Editoriales publicaba en 1975 El Rrollo cuando muchos de sus dibujantes, que colaboraban en equipo en cómics marginales, sufrían el acoso de la censura franquista. Aún no habían llegado a ser considerados profesionales de un arte que iniciaba un cambio radical en el fondo y en la forma. Nada tenían que ver con un género hasta entonces considerado representativo del público infantil-juvenil.


Dentro de una línea bronca, denominada más adelante chunga, los firmantes de las viñetas de este Rrollo eran Mariscal, Pepicheck, Farry, Roger, Fina, Palies, Nazario, Bordili, Capdevila, Villafuerte y Guilem, quienes se adherían a un movimiento alejado de la cultura oficial. Algunos forman parte de los clásicos del cómic, otros trabajan con éxito en otros ámbitos y unos pocos, no sé que es de ellos.

Sexo, drogas, rock and roll, violencia y otros asuntos menos risueños que los de los personajes de los tebeos de Bruguera, representaban elementos rompedores en aquellos años de búsqueda y evolución comiqueros se consolidaron a pesar de la oposición de parte de la sociedad bienpensante del tardofranquismo. En paralelo, había otros dibujantes y guionistas que en otra línea, pero también a favor de la libertad expresiva, trabajaban en la renovación del cómic, pero es otro capítulo a tratar en el futuro en el blog.

Otro chungo

Nasti De Plasti era el título de la revista de cómic editada en 1976 por Mandrágora que acogía en aquel tiempo a nutrido grupo de dibujantes que sobrevivían como podía de sus poco reconocidos trabajos artísticos.

 En plena transición hacia la democracia, la sociedad española caminaba a paso lento en lo relacionado con las libertades, pero la juventud lo cambió y a zancadas trataba de recuperar en poco tiempo lo que en otros lugares necesitaron años.

 Aunque alejados geográficamente del underground norteamericano, los enrrollados dibujantes con residencia en Barcelona elaboraron su particular universo del cómic marginal o alternativo que se nutría de otros mundos próximos de la juventud de los setenta: rock, sexo, drogas, ecología, anticapitalismo...


Aún pasarían unos años para profesionalizarse, pero mientras se iba tirando con una revista aquí otra allá. En Nasti De Plasti calaboraron Montesol, Roger, Mariscal, Ceesepe, Onliyou, Nazario, Pepuchek y Farri. Era el preámbulo a revistas en teoría más estables como Star y El Víbora.

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