Ayudante de redacción, aproximadamente a finales de 1986
A Armando Fernández Mazas
"A Francisco Paradela -como a Jacinto Santiago, Roberto Blanco Torres y otros- los mató la sociedad hipócrita, farisaica, envidiosa, rencorosa, maligna y fanatizada que apiñada en torno al Caudillo en Orense, aplaudía y exigía la matanza de sus críticos opositores. Esa sociedad es la verdadera culpable del crimen e importa menos que un desalmado y mercenario falangista haya sido alquilado para hacer el trabajo sucio".
El gerifalte de nombre perruno venía con la lección bien aprendida.Tenía que demostrar que él daba las órdenes. El segundo mandato de Felipe González había envalentonado a los nuevos poderosos.
-Buenos tardes. Ya me hablaron de ti.
Su porte era el de un joven ambicioso que se había curtido en los tejemanejes de empresas adquiridas mediante subasta de todo a cien. Para algo servía ser amigo de los gobernantes que facilitaron cabeceras con las que remontaron sus economías de filibusteros los nuevos mandarines de la prensa.
-Mira. Me parece que ese artículo que estás preparando para salir no está mal escrito, pero, como los anteriores que he leído, no es necesario que se publique porque corresponde a un pasado reciente. Ya sabes que hay un consenso para pasar página sobre la guerra civil y los años posteriores. Con artículos sobre ejecutados y fusilados lo único que se consigue es romper el consenso de pasar página alcanzado por los partidos democráticos de España. No conviene hurgar en heridas aún sin curar.
-A mí me parece su autor un anciano inofensivo y educado que no ha matado a nadie, por eso que una vez a la semana traiga algunos recuerdos reales, no tiene porque molestar a nadie, porque además no aparecen nombres concretos, sólo los de las víctimas.
-Ya, pero la dirección del periódico no está por la labor de crearse enemistades. Comprendes.
-Entiendo que tengo que decirle al viejo que deje los escritos bajo llave para un futuro mejor. Una pena, pues con ser sobre tiempos pretéritos llenan bastante más que todo el aburrido noticiero de esta ciudad de meapilas y franquistas reconvertidos.
-Somos una empresa que apuesta por los nuevos tiempos.
-Bien, entonces, no me meto en política.
-Tampoco es eso, hay mucho que escribir sobre lo que ocurre en la Xunta, las diputaciones y los ayuntamientos.
-Vale. Es verdad, esos son unos palacios de invierno que se resisten. Pero lo importante es a ver cómo le digo al señor de los artículos que no se le pueden publicar.
Y me quedé sentado, frente a la máquina de escribir, con cara de monaguillo sermoneado por el pater de turno. Me dije:
-Estos empresarios de nuevo cuño, vienen ahora con que hay que enterrar el pasado. Qué dirá una persona que estuvo toda la vida perseguido, ahora que parecía que una luz iluminaba su último tramo de la vida, van y la cagan con lo de enterrar una mínima parte de la memoria histórica por unos artículos que además iban a leer pocas personas.
"Los nuevos tiempos democráticos, así como la instauración nueva de las autonomías, promovían la arribada multitudinaria al campo nacionalista gallego de la antigua y desacreditada clientela reaccionaria y caciquil, ahora disfrazada de galleguista. Todas aquellas maniobras de confusión y descrédito que se producían en el campo político fueron determinantes que me hicieron continuar en la presentación de aquellos hombres olvidados, con el deseo de pone algo de claridad y disciplina en el enturbiado discurrir de la política".
A Armando Fernández Mazas
"A Francisco Paradela -como a Jacinto Santiago, Roberto Blanco Torres y otros- los mató la sociedad hipócrita, farisaica, envidiosa, rencorosa, maligna y fanatizada que apiñada en torno al Caudillo en Orense, aplaudía y exigía la matanza de sus críticos opositores. Esa sociedad es la verdadera culpable del crimen e importa menos que un desalmado y mercenario falangista haya sido alquilado para hacer el trabajo sucio".
El gerifalte de nombre perruno venía con la lección bien aprendida.Tenía que demostrar que él daba las órdenes. El segundo mandato de Felipe González había envalentonado a los nuevos poderosos.
-Buenos tardes. Ya me hablaron de ti.
Su porte era el de un joven ambicioso que se había curtido en los tejemanejes de empresas adquiridas mediante subasta de todo a cien. Para algo servía ser amigo de los gobernantes que facilitaron cabeceras con las que remontaron sus economías de filibusteros los nuevos mandarines de la prensa.
-Mira. Me parece que ese artículo que estás preparando para salir no está mal escrito, pero, como los anteriores que he leído, no es necesario que se publique porque corresponde a un pasado reciente. Ya sabes que hay un consenso para pasar página sobre la guerra civil y los años posteriores. Con artículos sobre ejecutados y fusilados lo único que se consigue es romper el consenso de pasar página alcanzado por los partidos democráticos de España. No conviene hurgar en heridas aún sin curar.
-A mí me parece su autor un anciano inofensivo y educado que no ha matado a nadie, por eso que una vez a la semana traiga algunos recuerdos reales, no tiene porque molestar a nadie, porque además no aparecen nombres concretos, sólo los de las víctimas.
-Ya, pero la dirección del periódico no está por la labor de crearse enemistades. Comprendes.
-Entiendo que tengo que decirle al viejo que deje los escritos bajo llave para un futuro mejor. Una pena, pues con ser sobre tiempos pretéritos llenan bastante más que todo el aburrido noticiero de esta ciudad de meapilas y franquistas reconvertidos.
-Somos una empresa que apuesta por los nuevos tiempos.
-Bien, entonces, no me meto en política.
-Tampoco es eso, hay mucho que escribir sobre lo que ocurre en la Xunta, las diputaciones y los ayuntamientos.
-Vale. Es verdad, esos son unos palacios de invierno que se resisten. Pero lo importante es a ver cómo le digo al señor de los artículos que no se le pueden publicar.
Y me quedé sentado, frente a la máquina de escribir, con cara de monaguillo sermoneado por el pater de turno. Me dije:
-Estos empresarios de nuevo cuño, vienen ahora con que hay que enterrar el pasado. Qué dirá una persona que estuvo toda la vida perseguido, ahora que parecía que una luz iluminaba su último tramo de la vida, van y la cagan con lo de enterrar una mínima parte de la memoria histórica por unos artículos que además iban a leer pocas personas.
"Los nuevos tiempos democráticos, así como la instauración nueva de las autonomías, promovían la arribada multitudinaria al campo nacionalista gallego de la antigua y desacreditada clientela reaccionaria y caciquil, ahora disfrazada de galleguista. Todas aquellas maniobras de confusión y descrédito que se producían en el campo político fueron determinantes que me hicieron continuar en la presentación de aquellos hombres olvidados, con el deseo de pone algo de claridad y disciplina en el enturbiado discurrir de la política".
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