Novelas de quiosco
Las novelas populares tuvieron su mejor etapa desde los años cuarenta a la década de los setenta del siglo pasado, gracias, entre otros, a nombres como Corín Tellado, José Mallorquí, Marcial Lafuente Estefanía, Lou Cardigan, Silver Cane o Clark Carrados, cabezas visibles de una larga lista en la que abundaban los pseudónimos y los profesores inhabilitados tras la guerra civil.
La mayoría de ellos para sobrevivir se dedicó a la literatura de masas en la que incluía géneros diferentes: oeste, policíaca, sentimental, aventuras, ciencia ficción, deporte, que competían en sus comienzos con los tebeos más orientados al público infantil-juvenil.
Sin necesidad de grandes campañas de promoción, a veces con el simple boca a boca, las aventuras de pistoleros, policías, detectives y otros personajes llegaron a conseguir millones de lectores, algo que para sí quisieran muchos escritores profesionales que languidecían en un ámbito muy delimitado.
Como recuerdo de esos autores de renombre y a los cientos anónimos, que vivieron el torbellino de la entrega inmediata de los folios escritos, he desempaquetado algunas obras de hace años guardadas en el trastero, donde conviven con libros más sesudos que nunca leeré y tebeos de otra época que por fortuna no volverá.
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