martes, 3 de julio de 2012



Letras de poeta galés
Dylan Thomas (1914-1953) es uno de los poetas británicos con mayor proyección internacional, medio siglo largo después de su temprana desaparición, la cual no impidió que su obra se mantuviera accesible con constantes ediciones hasta la actualidad.
La lectura de algunos relatos cortos me puso en contacto con la poesía de Thomas, hasta el punto de buscar cualquier libro en el que figurara el nombre del escritor. En esa etapa me encontré con este libro de cartas de Ediciones de La Flor -como me había pasado antes con las de Raymond Chandler-. Su lectura sirve para descubrir aspectos personales desconocidos y romper con algunos tópicos sobre el escritor encumbrado que fue Dylan Thomas.
Constantine Fitzgibbons explica en el prólogo que “en algunos casos y sobre algunas de sus mejores cartas, los comentarios son irrelevantes. Muchas están escritas como conversaciones. La conversaciòn de Dylan Thomas era notable: podía ser ingeniosa, obscena, profunda -especialmente cuando se discutían poemas- pero casi nunca giraba sobre abstracciones. Y siempre estaba dirigida ala persona con quien Dylan hablaba: era comunicación, no exhibición. Por eso tenía tantas amistades,  y hacía amigos de todas las clases rápidamente. Si le gustaba una persona ponía en ella su atención indivisa, ya fuera un cartero encontrado en un taberna galesa o un ganador del Premio Nobel en un restorán neoyorquino y con ambos hacía lo más que podía por agasajarlos. Se amoldaba a sus temperamentos y a sus mundos. Por eso tantos de sus incontables amigos tiene de él una visión tan diferente”.
El primer libro que leí de Dylan Thomas fue El visitante y otras historias, editado por Nostromo (Alfaguara) 1975. Otras obras, además de las poesías completas, que con el tiempo disfrute fueron Las hijas de Rebeca y Retrato del artista cachorro.




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