jueves, 22 de marzo de 2012

Juan José Millás


Juan José Millás (Valencia, 1946) es desde hace años uno de los escritores más galardonados dentro del terreno de las letras españolas, lo cual quiere decir que en la actualidad ocupa un lugar destacado tanto a nivel literario como en el ámbito periodístico -en este último también ha obtenido importantes premios-.

Me apetece escribir de algunas de las primeras obras de este autor afincado desde muy joven en Madrid. El material elegido está compuesto por cuatro novelas. Desde siempre he considerado que el género narrativo predomina en la primera etapa del escritor, aunque también hubo algún intento poético que no tuvo continuidad, por lo menos a la hora de publicar.

El estreno no pudo ser mejor para Millás con la obra Cerbero son las sombras, Premio Sésamo de 1974 aunque editada un año después, una larga carta al padre de un joven que realiza un monólogo doloroso sobre la soledad humana y el callejón sin salida de una vida sin alicientes. Esta novela, en la cual Millás trabajó a fondo la construcción de las frases, la dio a la imprenta tras algún intento fallido por demasiado experimental.
 
 

A continuación sitúo Visión del ahogado, cuya argumentación le valió por fin el reconocimiento definitivo del público lector y de una crítica que vieron en Millas una de las voces más acreditadas de cara a la renovación de la narrativa en castellano allá por 1977 cuando se estaban produciendo grandes cambios políticos y sociales en España. De esa época es el personaje Luis el Vitaminas, encuadrado en un mundo opresivo y sórdido, espacio en el que se mueven personajes determinados a menudo por lo inesperado y la sorpresa.

 

La tercera novela que recupero es Papel mojado, editada en 1983, un nuevo ejercicio de narrativa con nervio que acerca a Millás a un público más amplio. En esta ocasión, sin faltar a su estilo, se adentra en la serie policíaca pero dentro del eterno conflicto entre la apariencia y la realidad. Parodia y melodrama, humor y lirismo, son algunos de los ingredientes que dan sabor a una novela de sorprendente final.

 

La cuarta es del mismo año que la anterior y lleva el título de Letra muertas, más críptica quizás que las anteriores, llena también de intriga, es una novela poco conocida en relación con la obra general de Millás, quien urde la trama en un escondido convento donde el ambiente opresivo se impone sobre personajes que en sus acciones son descritos como seres condenados a una existencia absurda.

 
 
De las cuatro obras, cualquiera sirve para adentrarse en un estilo literario rico en matices y en propuestas imaginativas que se van imponiendo al propio autor, lo cual da sentido a una narrativa muy personal que periódicamente se traduce en nuevos libros y artículos en la prensa.

 

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