viernes, 1 de julio de 2011

Gamalandalfa, de Vicente Risco

Este blog recoge un comentario del libro Clásicos de traje gris, de Andrés Trapiello, editado por Valdemar. En esa obra se recogen artículos publicados en diarios y revistas, entre otros, el titulado Tedio, muerte y paraíso, que se centra en el intelectual gallego Vicente Risco (1884-1963), de quien sitúa El libro de las horas (1961) por encima de otras obras del ourensano. 

"Risco también escribió esos otros libros, de talle más ligero, con secreta juventud, que van como hermanos menores muy por delante de los pesados y viejos memoriales en el paseo del tiempo", dice Trapiello sobre la literatura y el periodismo practicados por Risco, autor olvidado de lecturas, pero no de manuales de literatura por su participación en Nós y por O porco de pé, que, bueno, es lo mismo que estarlo, pues al final le pasa como aquellos reyes godos que hace muchos años se aprendían de memoria, sin saber nada más que su sonoro nombre.

Siempre es bueno romper lanzas, y en este caso, recojo el pañuelo de Vicente Risco para recomendar la lectura de una de sus novelas en castellano, en concreto Gamalandalfa, que adentra al lector en ese territorio risquiano donde humor, imaginación, fatalismo y didactismo conviven de tal manera que, en lugar de entorpecer, hacen más atractiva la novela. Ésta constituye, sin duda, una muestra más de la capacidad de trabajo de Risco, pues atacó todos los géneros, tanto en gallego como en castellano. Gamalandalfa fue recuperada en las Obras Completas, editadas en 1994 por la Xunta de Galicia en Galaxia. En el tomo 2 aparece la obra citada, junto a otras de reconocida valía.


Gamalandalfa entra en el capítulo de lo fantástico, un terreno muy transitado por Vicente Risco y que lo expuso en el argumento de su última novela en castellano. "Se trata de unas breve, condensada novela en un relato muy directo y sobrio con un narrador conciso, menos discursivo que de costumbre, e irónico como siempre, claro, pero con su burla, sin embargo, sumamente contenida esta vez, apenas manifiesta en alguno que otro momento. Sirviéndose éste también de un estilo muy sobrio narra con viva impaciencia, casi tanto o tan marcada como la de Verídica historia del prodigioso niño de dos cabezas de Promonta", según Antón Risco, hijo del autor y escritor también.

El propio Risco reconocía que Gamalandalfa tenía algo de parodia del llamado tremendismo literario, hecha a destiempo, pues dicho movimiento literario había pasado ya a los manuales en 1962, cuando el escritor ourensano traducía al gallego La familia de Pascual Duarte. No obstante, en primer lugar, al personaje de su parodia le dio género femenino "lo que ya galleguiza el relato -añade Antón Risco- no poco en razón del papel activo y, por momento, primordial que ha desempeñado la mujer en la cultura gallega, y en segundo lugar, se alejó resueltamente de la pretensión realista del modelo, ya que Risco nunca tuvo fe en esa manera". Gamalandalfa entra en los dominios de las "narraciones fantásticas o maravillosas, líricas, expresionistas que deforman cruelmente lo real, fábulas medievales y de ciencia ficción", añade Antón, quien no duda en reconocer a la protagonista como una mujer fatal de una manera muy particular.

Volviendo a Trapiello, mereció la pena eso de a menudo de que los libros de viejo: "Cuando se encuentran en un baratillo, en algún tablero de las tapias del Botánico -cuesta Moyano-, se compran por poco dinero. Dar unas monedas por ellos entonces, es como echarles en el cepillo de un oscuro santo, en una capilla transitada de una iglesia sombría. Es acto ese que tiene que ver con la devoción, con un determinado movimiento de respeto, admiración y discipulaje, lejano de protocolo". En el caso de Gamalandalfa, mereció la pena rescatar Gamalandalfa de esos volúmenes ceñudos que duermen en el rincón oscuro de la biblioteca.
 

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