Las señoritas visitadoras
Es una muchacha de rostro gatuno y mirada turbia. Un día, repentinamente, surgirá de las sombras del barrio, de su transpiración nocturna y maloliente, de su misma secreción estival y promiscua: igual podría ser del Guinardó que de Casa Baró o del Carmelo, nadie lo sabe, jamás ha sido vista en la parroquia. Ha venido caminando entre rocas y malezas, por la colina, desde algún cálido repliegue poblado de barracas, y durante un rato observa a distancia, desde la puerta de la tapia de la calle, la zona de recreo que se abre ante ella, el solar junto a la iglesia donde las aspirantes juegan al baloncesto. Luego entra y se para, se agacha y permanece en cuclillas y con la espalda contra la tapia, en la orilla polvorienta del campo de juego. Viste una bata blanca con bolsillos y lleva en las manos, apretándola al pecho con recogimiento o fervor, como si llevara el viático, una vieja caja de zapatos cuidadosamente atada con cordeles.
El balón ha llegado rodando hasta sus pies, perseguido por una excitada y jadeante jugadora de las J.O.C., y ella lo patea facilitando a la jocista su recogida, y dice: “Por favor, las señoritas...”, pero apenas se la entiende, su voz es pura ronquera, malsana. Las aspirantes, en el terreno de juego, reclaman la pelota a su compañera. Ésta se agacha para atarse los cordones de las bambas al tiempo que observa las mechas rubias, enmarañadas y sucias de la desconocida, que ahora se incorpora y pone el pie sobre el balón: “Quiero ver a las señoritas visitadoras “. En torno a sus rodillas maduras, descaradas, agresivas, sin edad y sin inocencia , ya no de muchacha, sino de mujerzuela, vuelan inquietos insectos nocturnos agobiados de calor. La inmaculada aspirante Nuria Claramunt recupera la pelota de un tirón. La desconocida sonríe maliciosamente: “Te has comido la lengua, beata”. Casi niña y misteriosa viene de un burgo alegremente apestado y remoto, como un mensajero. Y la señorita aspirante, asustada, aparta los ojos sin responder, se incorpora con el balón e las manos y se aleja corriendo hacia el centro del campo, donde sus compañeras la increpan: “¡Corre, qué esperas, que esto no es un partido de tenis, señoritinga”, y todas la insultan, se ríen. La entrenadora suplente, con el silbato en la boca, ordena silencio y se reanuda el juego. Es un partido de entrenamiento con vistas al torneo diocesano, un caluroso día de septiembre, al anochecer. Hay dos focos, todavía apagados, en el muro lateral de la iglesia, y los vestuarios, una barraquita pintada de azul, al pie del campamento. Una brisa suave teje y desteje finísimos velos de polvo, alas grises que planean en pos de las jugadoras. Suena el silbato y los chillidos de las aspirantes se elevan en el aire. Escurridizo, el balón de color terroso se confunde con las sombras de la noche perseguido por un ciempiés convulso y vociferante: juveniles y floridos ramos de brazos, manos trenzas, piernas y faldas entre nubes de polvo.
La oscura historia de la prima Montse (1970)
Juan Marsé (Barcelona, 1933)
Otras novelas
Encerrados con un solo juguete (1960, Seix Barral)
Esta cara de la luna (1962, Seix Barral)
Últimas tardes con Teresa (1966, Seix Barral), Premio Biblioteca Breve
La oscura historia de la prima Montse (1970, Seix Barral)
Si te dicen que caí (1973, Novaro), Premio México de Novela
La muchacha de las bragas de oro (1978, Planeta), Premio Planeta
Un día volveré (1982 Plaza & Janés)
Ronda del Guinardó (1984, Plaza y Janés), Premio Ciudad de Barcelona
El amante bilingüe (1990, Planeta), Premio Ateneo de Sevilla
El embrujo de Shanghai (1993, Plaza y Janés)
Rabos de lagartija (2000, Areté-Plaza & Janés), Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa
Canciones de amor en Lolita's Club (2005, Lumen)
Caligrafía de los sueños (2011, Lumen)
Noticias felices en aviones de papel (2014, Lumen)
Una puta muy querida (2015)
La obra se Marsé se completa con relatos, artículos periodísticos y algunos ensayos. Varias de sus novelas cuentan con adaptaciones cinematográficas.
Para obtener más información sobre la vida y la obra de Juan Marse es recomendable leer la siguiente obra:
Es una muchacha de rostro gatuno y mirada turbia. Un día, repentinamente, surgirá de las sombras del barrio, de su transpiración nocturna y maloliente, de su misma secreción estival y promiscua: igual podría ser del Guinardó que de Casa Baró o del Carmelo, nadie lo sabe, jamás ha sido vista en la parroquia. Ha venido caminando entre rocas y malezas, por la colina, desde algún cálido repliegue poblado de barracas, y durante un rato observa a distancia, desde la puerta de la tapia de la calle, la zona de recreo que se abre ante ella, el solar junto a la iglesia donde las aspirantes juegan al baloncesto. Luego entra y se para, se agacha y permanece en cuclillas y con la espalda contra la tapia, en la orilla polvorienta del campo de juego. Viste una bata blanca con bolsillos y lleva en las manos, apretándola al pecho con recogimiento o fervor, como si llevara el viático, una vieja caja de zapatos cuidadosamente atada con cordeles.
El balón ha llegado rodando hasta sus pies, perseguido por una excitada y jadeante jugadora de las J.O.C., y ella lo patea facilitando a la jocista su recogida, y dice: “Por favor, las señoritas...”, pero apenas se la entiende, su voz es pura ronquera, malsana. Las aspirantes, en el terreno de juego, reclaman la pelota a su compañera. Ésta se agacha para atarse los cordones de las bambas al tiempo que observa las mechas rubias, enmarañadas y sucias de la desconocida, que ahora se incorpora y pone el pie sobre el balón: “Quiero ver a las señoritas visitadoras “. En torno a sus rodillas maduras, descaradas, agresivas, sin edad y sin inocencia , ya no de muchacha, sino de mujerzuela, vuelan inquietos insectos nocturnos agobiados de calor. La inmaculada aspirante Nuria Claramunt recupera la pelota de un tirón. La desconocida sonríe maliciosamente: “Te has comido la lengua, beata”. Casi niña y misteriosa viene de un burgo alegremente apestado y remoto, como un mensajero. Y la señorita aspirante, asustada, aparta los ojos sin responder, se incorpora con el balón e las manos y se aleja corriendo hacia el centro del campo, donde sus compañeras la increpan: “¡Corre, qué esperas, que esto no es un partido de tenis, señoritinga”, y todas la insultan, se ríen. La entrenadora suplente, con el silbato en la boca, ordena silencio y se reanuda el juego. Es un partido de entrenamiento con vistas al torneo diocesano, un caluroso día de septiembre, al anochecer. Hay dos focos, todavía apagados, en el muro lateral de la iglesia, y los vestuarios, una barraquita pintada de azul, al pie del campamento. Una brisa suave teje y desteje finísimos velos de polvo, alas grises que planean en pos de las jugadoras. Suena el silbato y los chillidos de las aspirantes se elevan en el aire. Escurridizo, el balón de color terroso se confunde con las sombras de la noche perseguido por un ciempiés convulso y vociferante: juveniles y floridos ramos de brazos, manos trenzas, piernas y faldas entre nubes de polvo.
La oscura historia de la prima Montse (1970)
Juan Marsé (Barcelona, 1933)
Otras novelas
Encerrados con un solo juguete (1960, Seix Barral)
Esta cara de la luna (1962, Seix Barral)
Últimas tardes con Teresa (1966, Seix Barral), Premio Biblioteca Breve
La oscura historia de la prima Montse (1970, Seix Barral)
Si te dicen que caí (1973, Novaro), Premio México de Novela
La muchacha de las bragas de oro (1978, Planeta), Premio Planeta
Un día volveré (1982 Plaza & Janés)
Ronda del Guinardó (1984, Plaza y Janés), Premio Ciudad de Barcelona
El amante bilingüe (1990, Planeta), Premio Ateneo de Sevilla
El embrujo de Shanghai (1993, Plaza y Janés)
Rabos de lagartija (2000, Areté-Plaza & Janés), Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa
Canciones de amor en Lolita's Club (2005, Lumen)
Caligrafía de los sueños (2011, Lumen)
Noticias felices en aviones de papel (2014, Lumen)
Una puta muy querida (2015)
La obra se Marsé se completa con relatos, artículos periodísticos y algunos ensayos. Varias de sus novelas cuentan con adaptaciones cinematográficas.
Para obtener más información sobre la vida y la obra de Juan Marse es recomendable leer la siguiente obra:
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